Bienvenidos a este lugar de consulta sobre poetas, narradores y ensayistas de todo el mundo escritos o traducidos al idioma español.

"... el bibliotecario protege los libros no sólo contra el género humano sino también contra la naturaleza, dedicando su vida a esta guerra contra las fuerzas del olvido"
Umberto Eco

ESTRADA Z, Pedro Arturo

Pedro Arturo Estrada

Girardota-Antioquía-Colombia//Envigado-Antioquía-Colombia


Libros publicados:
* Poemas en blanco y negro (Universidad de Antioquia, Medellín,1994) ISBN 9586551695
* Fatum (Colección Autores Antioqueños, Medellín,2000)
* Deshistorias (Textos cortos narrativos, edición personal)
* Oscura edad y otros poemas (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2006) ISBN 9587016181
* Visiones a contra/sombra (Ensayo, edición personal)
* Suma del tiempo (Universidad Externado de Colombia, Antología, 2009) ISBN 9789587104486


OBRA

SELECCIÓN POÉTICA

LOCUS SOLUS

I

Bienvenida, perfecta irrealidad,
dilución de la certeza en humos angélicos, espejismo,
claridad mutante hacia la tiniebla absoluta.
Bienvenida inconsistencia del tacto, visión dudosa
que nos salvas del dogma,
de creer que creemos.

Bienvenida, refracción íntima de la luz
en el núcleo seroso del cáncer que aniquila
la fe, el confiado vigor del músculo
y el impulso sensual.

Bienvenida, fatiga sabia
que creces y te adensas
tranquila en las arterias.

Amiga que das tiempo
después de todo al tiempo.

II

Ya que permites ir a ninguna parte y al centro
de la nebulosa donde sólo hay silencio.
Ya que dejas reinar en el sancta sanctorum del cuerpo
el vago sol de la náusea, ya que dejas morir sin ruido
ese animal voraz que dentellea bajo la piel: el amor
y todas sus crías deletéreas, ya que asfixias la rabia,
ya que pudres antes que alcancen a brillar
las peligrosas, ambiciosas ensoñaciones del cerebro,
ya que humillas la sangre con la mano invisible
que también agacha los jardines, ya que subes
por los dedos afianzando la música que perderá
los sentidos, ya que doblegas la primera mirada
que busca afuera la salida del laberinto, ya que
nada pueden, nada podemos ante ti,
contra ti,

no dejes libre entonces
ninguna fisura
ninguna herida olvidada

ningún pavor suelto.

MIENTRAS CIORAN ENMUDECE

I

En las cimas de la desesperación
también el silencio,
la ebriedad del silencio.

En las cimas de la lucidez
también la alegría
de no ser nada.

En las cimas de la soledad
también la risa,
la máscara de la risa.

En las cimas del vacío
la rotundidad de un cuerpo,
el deseo.

En las cimas del deseo
también la rotundidad
de su vacío.

II

Después no hay más que el suave balbuceo,
escuchar y callar,
no agregar nada,
no concluir nada.

Hay un momento de cruce,
un tranquilo y frágil instante de vencimiento íntimo.
Admisión de lo otro.
Dimisión serena del yo
bajo el sol frío de noviembre.

Hay una ocultación,
un apagamiento dulce
que nos salva (o nos pierde)

—al fin.

EL BANQUETE

Algún día la vida
será tan insípida como un vino aguado.
Algo viejo, algo rancio arruinará el banquete
de los soñadores venidos de todos los rincones.
El cansancio habrá invadido los ojos, las bocas,
las manos de los comensales, un ligero vértigo
aflojará los gestos. Nadie sin embargo
osará levantarse, permitirse la grosería
de un eructo, una arcada, ni siquiera una tos
o un carraspeo desatinado en mitad del silencio.

Y la tensión acumulada que sin remedio
hinchará los cuerpos hasta lo insoportable
reventará en la felicidad demente
por siglos mantenida a raya.

Se beberá del vino azul de un tiempo
disputado a las lágrimas, se hartará
la vida de la vida misma…

Pero los poetas, ah, los poetas
volverán a abrir las puertas
a las fieras.

NOCTURNO

Los pasos, el afuera, la noche,
la abierta extensión del misterio
en su profundidad misma.

La neta maravilla del cielo.

El estremecimiento siempre nuevo
del deseo y su súbito objeto,
la mano, el ojo, la lengua,
la voz que levanta esa palabra al aire.

Mas también
la boca de sombra que te nombra,
que te habla en tu propio idioma
y te cuenta de lo otro,

te grita y te revela
—el extraño que todavía eres.

REGRESO

Más acá del horror
hemos vuelto a mirarnos.

Traemos a casa un poco de luz sucia
recogida en la calle.
Abrimos una ventana
frente al vacío
como si fuese un jardín.

Tomamos el café,
leemos el periódico dominical
ignorando la hora en punto en que todo
comenzó a ladearse,

—a irse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pedro Arturo Estrada es una voz importante en la actual poesía colombiana. Una palabra decantada, ligera pero profunda, hecha de raíces y de viento. Felicitaciones.

Hernando Guerra Tovar