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"... el bibliotecario protege los libros no sólo contra el género humano sino también contra la naturaleza, dedicando su vida a esta guerra contra las fuerzas del olvido"
Umberto Eco

DELGADO FUENTES, Silvia

Silvia Delgado Fuentes

Rioja Alavesa-Álava-País Vasco//Sopelana-Viscaya-País Vasco


Obra publicada:

-No está prohibido llorar con los supervivientes-2005
-Las cuarenta chimeneas del infierno-2006-XXV Premio de Poesía Antonio Machado
-Canción inútil para Palestina-2007
-Nanas de rodillas-2008


OBRA

SELECCIÓN POÉTICA

YO ACUSO

Yo acuso al presidente y a sus ministros de masturbar los intereses financieros de los amos.
Yo acuso a los sindicatos de ser perros falderos, les acuso de dilatar las protestas en el tiempo, les acuso de querer convertir los gritos en susurros, la pobreza en una cifra, la protesta en un desfile de becerros.
Yo acuso a los periodistas de limpiar con sus lenguas bífidas la ponzoña de su desvergüenza.
Yo acuso a los intelectuales, artistas, escritores, de mirar para otro lado mientras besan las manos flojas de los tiranos.
Yo acuso a los empresarios, mafiosos y codiciosos, que compran carne humana y la destrozan en las fábricas, en los andamios, en el paro.
Yo acuso a los banqueros de ladrones, traficantes, blanqueadores de sangre.
Yo acuso a los ejércitos, sicarios con nómina de una sola bandera, de esparcir masacres por unas monedas.
Yo acuso a las multinacionales del dolor de convertir la salud en mercadería y a los enfermos en adictos a sus píldoras y a los empobrecidos en gentes sin cura posible.
Yo acuso a los curas y monaguillos de perpetuar la gran farsa, de instigar a la resignación para sentarse mientras tanto a la derecha del terror.
Yo acuso a los jueces, a los fiscales, a los tribunales, que torturan la justicia hasta dejarla moribunda.
Yo acuso a todos, les acuso con estas manos pequeñas, les señalo con estos dedos de poeta, en estos versos atrapados por la rabia.
Les acuso de tantas cosas que no me alcanzan las palabras, les acuso de cada uno de los desahucios, de cada uno de los saqueos.
Les acuso de la miseria, de las pestes, de las corrupciones, de los terrorismos oficiales, de las demencias, de las picanas, les acuso de repartir miedo e indiferencia, les acuso de la mano dura, de la complicidad de sus silencios, de la manipulación, de la represión, de vender realidades ficticias, de crear la industria de la violencia, les acuso de esterilizar las utopías, de inventar coartadas, les acuso de intentar barrer las calles de alegría, de intentar violar todos los sueños, de vivir por y para el crimen.
Les acuso sí, les acuso con mis versos, les digo a todos los bandidos que aquí estamos, con el pecho al descubierto, aquí estamos, clavados en la tierra,
Aquí estamos, apresurando el paso,
camino de un mañana sin tinieblas.
Aquí estamos, sin callarnos,
con nuestras vísceras ardientes,
con nuestros temblores controlados,
con nuestros pulso desordenado.
Aquí estamos
con el corazón atento,
aguardando el momento.
Aquí estamos.


NOSOTROS LOS LOCOS

Hace tiempo que el ser humano fue abandonado a la intemperie.
Hace tiempo que lo dejaron a los pies de las bestias.
Hace tiempo de esto, también hace mucho tiempo que unos cuantos adoptamos la locura de estar vivos pese a los mordiscos.
Estamos locos pero no somos nosotros los que ponemos los muertos.
No somos nosotros los que guardamos silencio.
No somos nosotros los que vivimos a cubierto, lejos de las trincheras, lejos de las fronteras.
No, nosotros estamos aquí y ahora para decir con nuestras lenguas que los sueños jamás se desangran, que después de nosotros habrá otros locos con savia nueva.
Que no somos locos que tiemblan.
Nosotros estamos aquí para decir a los amos de la tierra que hacemos ruido con nuestras ideas.
Que el miedo nos pone de acuerdo para romper las cadenas,
que los días se van pariendo si se sabe esperar a la primavera,
que no limpiamos la memoria, que no limpiamos la sangre,
que tenemos tantos labios como deseos,
tanta rabia como esperanza
tanta sed como palabras.
Estamos locos. Si.
Somos locos, si.
Llevamos el futuro bordado en la piel
y la locura es nuestra bandera.


MUERTOS Y VIVOS

Muertos. Uno tras otro aparecen muertos. Muertos oscuros sobre arena, muertos anónimos en morgues extranjeras. Muertos en celdas. Muertos en fosas comunes. Muertos.
Millones de muertos.
Muertos de hambre, muertos de cadenas.
Muertos de guerras sucias, de invisibles trincheras.
Muertos sentados,
muertos esperando.
Muertos pagando deudas.
Muertos que no pesan.
Muertos insepultos.
Muertos a golpes.
Muertos de yugo, muertos sembrando la tierra.
Siglos de muertos.

Vivos acariciando los nombres de los muertos,
vivos recordando la memoria de los muertos,
vivos limpiando la sangre, los cuerpos de los muertos.
Vivos resistiendo armados con coraje.
Vivos negándose a callar.
Insistentemente vivos para cantar,
Insistentemente vivos para soñar.
Vivos,
insistentemente vivos en todas las esquinas, en todos los barrios, en todas las familias.
Bandadas de vivos,
puñados de vivos,
manadas de vivos.
Millones de vivos cruzando juntos la noche eterna del crimen
y la injusticia.


SELECCIÓN NARRATIVA

ESCRIBIR ES OTRA MANERA DE AULLAR.

Permitir que el silencio anide con sus pájaros negros en el corazón de los poetas es morirse.
Yo no quiero que me llegue esa muerte, ese triste viaje sin retorno hacia la indiferencia.
Poe eso busco incansable la palabra exacta, esa que explique con todo el horror de su voz que estamos respirando solo gritos, sólo ceniza,
Quiero sumar letra a letra, sílaba a sílaba, para decir con precisión que el pan bajo el brazo no es cosa del presente y tampoco lo fue del pasado, que la violencia y su lepra, la violencia y sus saqueos, la violencia y la avaricia, la violencia y sus nombres y apellidos, la violencia y sus banderas, la violencia vieja y la nueva y la que está sin estrenar, la que resbala lenta entre mi gente, la que se derrama en la selva, en las ciudades, en los pueblos, en las conciencias, en las calles, la violencia de la mordaza, de la picana, de la bolsa, de las uñas reventadas, todas estas violencias son los partos de la misma bestia.
Quiero decir esto en mis versos, no callar, no coser mis labios, no poner a dormir el corazón sobre sábanas de Holanda, no cerrar los ojos por dentro y tirar la llave lejos, no silenciar la brutalidad de nuestro tiempo.
Si callo que los muertos se amontonan. Habré muerto yo también con todos ellos.
Por todo esto reivindico el aullido como única herramienta en mis poemas y me declaro intolerante con aquella poesía que calla el crimen, y al callarlo, lo alimenta.
Ojalá mañana pueda retirarme a escribir versos onanistas, ojalá pronto la realidad sea un lugar apacible preñado de justicia, ojalá esto suceda pronto pero mientras no ocurra, mientras no caiga hecha añicos la impunidad yo seguiré con estos alaridos, con este dolor de vivir en un mundo donde la codicia reina arrogante en medio de los cadáveres.


SOSPECHO QUE SOY TERRORISTA
Yo antes no era así, vivía feliz mirando tele, trabajando en precario, leyendo poco.
Bebía cervezas, masticaba chicle, iba de compras, saludaba al jefe... Todo iba bien. Pagaba mis deudas , soñaba con que me tocara la lotería, con ir de vacaciones, con estar un día completo en la cama, en fin, cosas sencillas, compraba el periódico los domingos, saludaba de lejos a las vecinas, felicitaba las navidades a mi familia, todo bien , todo correcto.
Pero últimamente no sé qué me pasa, no sé cuando empezó todo, no sé, ciertamente, si el inicio estuvo en la ley de partidos, o fue antes, no sé si se agravó mi crisis con las detenciones, no sé verdaderamente si tuvo la culpa Bush o Aznar o Garzón o Marlaska, no sé si es por la censura, por la tortura o por la manipulación. No sé si tiene algo de responsabilidad en mi situación, Palestina o Irak o Guantánamo o Soto del Real, no sé si es porque llevan esposados a los jóvenes, a los emigrantes, a los disidentes, no sé si es por las huelgas de hambre, por los muertos de hambre, por los muertos de pena.
No sé si es por tanta mentira, por tanto descuartizador, por tanto mercader, por tanta impunidad, por tanta mordaza a sueldo.
Sospecho que soy terrorista. He empezado a respirar sin pedir permiso, a pensar sin pedir permiso, a hablar sin pedir permiso y esto dicen, es el peor de los síntomas en una sociedad aterrorizada como la nuestra donde la palabra es la peor de las amenazas.

1 comentario:

Susana Lizzi dijo...

Me fascina la visceralidad de esta poeta. Sú