Luis Alberto Battaglia
Ciudad Autónoma de Buenos Aires-Buenos Aires-Argentina
Libros publicados:
*Sólo un escarabajo (Novela)
*Infinitesimal (Poemas)
*Nostalgia de horizontes (Poemas)
OBRA
SELECCIÓN NARRATIVA
LA DANZA DE LOS FANTASMAS
Tal vez fue de aquella época en que los jazmines, para Laura, desde sus ojos nuevos, eran una invitación a la danza; o tal vez demasiadas noches preguntándose por qué.
-Un detalle más (dijo) para que fuera infeliz mi infancia, nadie me enseñó a andar en bicicleta. Jorge, en silencio, la escuchaba.
Quizás también por aquel novio que le prometió el cielo y las estrellas. O por demasiados novios que le prometieron demasiados cielos y demasiadas estrellas.
Yo te amo (dijo) como nunca antes amé. Y estaba, sin saberlo, ella también, prometiendo cielos y estrellas que se disipan con la primera luz de la mañana.
Dónde había comenzado la cadena, en qué juguete roto, en qué caricia que nunca llegó, en qué país del abandono.
Jorge miró la foto, tal vez por última vez; en el televisor se repetían incesantemente las mismas imágenes, como una rueda.
Girar y soñar, soñar y llorar, vivir vacío.
-Estamos atrapados en un cuento con el final ya escrito, no lo entendés; hagamos lo que hagamos, vamos a terminar del mismo modo.
-Cómo...
-Digo que la autonomía de las personas, digo, quiero decir, los personajes. Los personajes no podemos torcer la historia. Y a nosotros, ¿sabés?, nos crearon infelices... ¡no, no llores!
-No lloro, es la lluvia.
Un trueno la sobresaltó.
-Yo te amo, Javier, como nunca antes amé.
-Yo te quiero, Laura, yo también te quiero.
Llovía en la estación. Jorge, guarecido bajo el techo, volvió a pensar en el amor.
-Lo sé, Griselda (dijo), estamos atrapados en un cuento con un final muy triste.
-¿Cuento? (dijo Griselda), no puedo comprenderte. Es tarde, y hace mucho frío; ¿por qué no la seguimos otro día?
-Pero no entedés, no hay otro día, estamos atrapados en este único e interminable día. Hoy es el amor, hoy es el olvido, hoy es la tristeza.
Javier y Laura se miraron.
-¿Por qué, Laura, por qué?
-Es el final del cuento, Javier, el cuento siempre termina así.
-Pero ¿y todo el amor, y toda la pasión y todo...?
-Ese es el principio del cuento. El cuento siempre comienza así.
Llovía en la estación, sola, triste, desconsolada, Laura apretaba ese llavero en su mano derecha.
-Estoy cansada (dijo).
La miraron con indiferencia. Escuchó un leve susurro, que parecía provenir de los andenes, o del viejo reloj de la estación, o del pasado. “Laura, entendeme, estás perdiendo tu único amor”.
-¿Qué pasa?
-No la mires, es esa vieja de nuevo, está loca, habla sola.
-Dice que estamos en un cuento.
-¡Te dije que no la mires! Vamos, Jorge, no mires a esa vieja, Laura te espera y está llegando el tren.
Hay un día en que todos los fantasmas cobran vida y bailan en la estación; esa nostálgica danza de los jazmines perdidos, ese rumor de ausencias.
-No la escuches, Jorge, no la escuches; Laura te espera.
-Laura (pronunció su voz en medio de la estación vacía), Laura soy yo... y tengo mucho frío.
Hay un día en que todos los fantasmas cobran vida, es un único día que creen interminable; y luego se disipan para siempre, entre las sombras de las cosas.
Llueve, y en la estación vacía, como un conjuro del otoño, se acumula el silencio.
SELECCIÓN POÉTICA
SI YO TUVIERA EL CORAZÓN
Homenaje a Enrique Santos Discépolo
Noche que tardas en el alma mía
como un rumor de lluvias recortadas,
noche que me lastimas todavía,
noche triste de lágrimas cansadas;
prometeré soñar con la alegría,
desempolvar la vida en las pisadas,
y a esos ojos que sueñan con la mía
alguna vez retribuir miradas.
Si yo tuviera el corazón, ¿recuerdas
el tango?, ¡por favor si la amaría!,
pero mi amor se descolgó en las cuerdas
entre noviembre y la melancolía.
Todo lo que quedaba en mí de cielo
se fue con un adiós que no esperaba,
mientras mi nombre que aromó su pelo
en esta soledad me desnombraba.
Hoy amor me resuena con tormento,
con mentira, con burlas y zarpazos,
abrir el corazón, puro, sediento,
sin miedo y con confianza dar los pasos;
atravesar distancias y fronteras,
no medir, no pensar, abrir los brazos;
volver sin ilusión, sin primaveras,
y con el corazón hecho pedazos.
Si yo tuviera el corazón seguro
que a tus ojos mi vida brindaría;
pero ya no lo tengo, te lo juro.
Me acompaña la lluvia en la ventana
mientras pienso la forma de decirte:
no tenemos mañana.
Por mi bien y tu bien hoy debes irte
muchacha dulce de sonrisa abierta;
mi tren ya se marchó, debo pedirte
que no ruegues milagros en mi puerta,
que no revivas mi pasión, es tarde,
mi verdadero amor se fue muy lejos;
soñó con un enero y en su brillo
fueron a enceguecerlo los espejos.
Vuela de mí, paloma, sin mandalas,
vive tu amor con otro enamorado,
yo no te puedo amar, perdí mis alas,
me duele el corazón, y estoy cansado.
DE PURA PENA
De pura pena subo las cornisas,
me descuelgo en la noche,
soy el frío,
mi corazón herido se hace trisas,
me hundo para siempre en el vacío.
De pura pena sin saber el modo
atravieso el abismo, pierdo todo,
me espejo en truenos,
me disperso en llanto,
de una pentagramada pena,
pena de vieja estación llena
de gente que me ignora,
pena que abre el espanto,
pena que es silbato de tren,
pena de canto,
de lluvia en el andén,
de amor mojado,
pena que llora
por soñarte tanto...
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