Bienvenidos a este lugar de consulta sobre poetas, narradores y ensayistas de todo el mundo escritos o traducidos al idioma español.

"... el bibliotecario protege los libros no sólo contra el género humano sino también contra la naturaleza, dedicando su vida a esta guerra contra las fuerzas del olvido"
Umberto Eco

GUERRA TOVAR, Hernando

Hernando Guerra Tovar


Armero–Guayabal-Colombia


Libros publicados:
* Pájaro azul, Linotipia Bolívar 1994
* La noche del árbol, Sociedad de la Imaginación 1998
* Ciega luz, Común presencia 2004
* Sombra embestida, Común Presencia, 2007
* En la curva del río, antología, Colección Viernes de poesía Universidad Nacional de Colombia, 2009
* Tríptico de la luz, Colección 50 poetas y una antología, Caza de libros, 2010

OBRA

SELECCIÓN POÉTICA


DEL SILENCIO

El hombre que habla el silencio
abona cada día las palabras
las cuida con esmero
ellas crecen
le van formando un nudo vegetal
en la garganta


EL PATIO DE MI CASA

Mi casa sobre la orilla del abismo
al lado de las nubes
territorio del viento
es una confortable mansión
de precipicios

Su patio: el largo vuelo del pájaro


MEMORIA
A mi madre

Bajo tanta lluvia de Dios te recuerdo camino de la aldea, llevando de la mano un niño asombrado, tu rostro sereno, tu sonrisa; mientras el río se inflama, ruge; crece arrastrando a su paso la tarde que se desploma entera, el viento, la montaña, la aldea toda.

Memoria erguida en una garza.

ACTO FINAL

Tus deseos exaltados
sobre la noche sola

En la penumbra tu cuerpo desnudo
cubierto de luz

Entonces penetré el umbral hasta diluirme


PIEDRA O NUBE

El bosque anida el grito
de pájaros heridos por el fuego
en la tarde ondulada
cuando el viento riza
peina la copa de los árboles
y el agua
piedra o nube
desde la oscura cavidad del cielo se redime
cae gozosa
se vuelve río


GOTA

Gota que cae
se acuesta
se acostumbra
a dormir en el río
sobre los peces
ay de los peces que no llevan
en su lomo una sola gota
una pequeñísima gota
ay de los peces desnudos:
no poseerán el reino de las aguas
las aguas dulces


EL CANTO DEL PÁJARO

El camino se estira como serpiente
sobre el hueso limpio de la noche

la luna y el árbol recorren el sueño
entre el silencio largo

saludo de piel cuando tu fuego
ilumina el canto del pájaro


LA MIRADA

Por la ventana de la noche
larga como el recuerdo
asoma la mirada

busca un bosque, un río
aguas tranquilas donde se mece
el viento de la infancia

busca un camino perdido
en la montaña, la aldea
rostros ausentes en la sombra

Por la ventana de la noche
en la hora que envejece
pregunta una luz, y una luz
se anuncia en la distancia:

es la casa
donde el fuego se enciende
para abrigar el sueño
y ahuyentar los fantasmas

es la casa
en que la madre teje
los vestidos del viento
mientras canta en voz alta
la canción del silencio:

casa vegetal
donde un niño asombrado
abre la ventana
la noche


ANTICUARIO


A Jorge Eliécer Pardo, Fanny Vélez,
Nicolás Carvajal y Federico Cóndor.


El tiempo resbala, escapa
por entre los curtidos dedos
del anticuario

Él precisa la edad de los objetos
tasa el polvo que cubre su existencia

Risa y llanto de lejanos dueños habitan este mueble
tenue luz de hogar se agita en esa lámpara
imagen de la niña que fue
en el espejo

El piano recorre, discurre
por notas de Chopin o de Beethoven
y la tienda se puebla de ausentes

Hay un lugar dispuesto para todos
en el comedor de cedro
donde cenaron los héroes
antes y después de las batallas

Hálito de vida en cada cosa
respiración, vaho, latido
desfile de siluetas invisibles
siglos que observan en la sombra

Un concierto de voces y murmullos
asalta cada noche
la tienda del anticuario
Él precisa la edad de los objetos
mide la herrumbre que calla su silencio

Allí los estribos con aires de galope
los floreros de Cupido o de Llorente
la máquina en que el poeta escribiera
nocturnos memorables
los jarrones de plata, los pebeteros
los candelabros

La silla de Van Gogh
que contiene el mundo

El tiempo resbala, escapa

Candil que alumbra los rincones de la infancia,
¿dónde el baúl en que abuela
atesoró sus más íntimos
recuerdos?


MONÓLOGO DEL PÁJARO

En este árbol construiré mi casa
lejos del ruido que apaga la aurora

Más allá del polvo que cubre las alas
sepulta los sueños
ahoga el silencio

En este árbol construiré mi casa
lejos de la esquina azarosa
donde la noche tiembla

Nido de verano
sobre este árbol en que retoza el viento
y el paisaje cuelga
racimos de distancia

Casa y canto en este árbol lejos de la calle
más allá de la esquina
donde la huella gime
el vuelo sangra


GRITO

Madera dentro, en la entraña,
aún el grito.

Ignora el carpintero la savia derramada,
el llanto contenido,
el dolor en cada rama,
todo lo que cuesta al árbol
la felicidad del hombre.

¿Sabe acaso el carpintero
que la escalera lleva un gemido por peldaño,
que para ascender al cielo,
es necesario un crimen?

Pobres de nosotros
que descansamos en cómodos cadáveres.

Pobres de nosotros:
en cada verso la sombra fallecida,
cada libro un funeral.


DISTANCIA

Si tu piel se resquebraja y huye,
no la busques, no la llames.
Como el poema eres imagen,
verso que cambia.
Como en la poesía
el camino es largo
y no hay puerto ni puente,
sólo distancia,
eterno movimiento,
río que fluye,
que pasa.


FUGA

Aquí la meta es partir
G. Ungaretti

Nubes diluidas
viento que pasa
ya el horizonte no es el punto azul
la línea que enmarca la distancia:
es aquí y ahora
flor en celo
colibrí palpitando

Nubes desleídas
niebla que se marcha tras de un puerto
puerta que se abre
para que salgan los adioses
entre el silencio
ya el horizonte no es advenimiento:
es partida
camino que se aleja
huella que huye


ECLIPSE


A John Alexander Ardila Casallas

El sol
y un niño que lo toma,
lo acaricia,
como una bola de cristal
lo lanza a los brazos de la luna.
Nadie escucha el roce,
la música de los astros que se aman.
Sólo el hombre que habita la inocencia sabe
del instante prolongado
en el fuego de la noche
que ardorosa los acoge.
Sólo ese hombre
y el poema.


MUDANZA

Te vas de una tiniebla a otra
Claude Michel Cluny

Como serpiente en el camino, en cada esquina,
el pellejo del miedo, la duda.

Y este gris que no se disipa, esta bruma que no cesa.


AL FINAL

Precipicios acechan la memoria y no dan tregua. Inexorable reloj del que elige partir. Ya no hay tiempo en la hora de lo eterno. No hay lugar ni deseo ni sueño. Sólo esta avenida sin distancia.

Esta calle de polvo que desciende.


SECRETO

Una cortina de bruma lo sepulta, una mirada de infancia lo reclama.

Nada dice el río en su rumor de piedras, callado el árbol, discreta la montaña.

Nada dice el viento que lo sabe todo, porque nadie pregunta, y todo calla.


LABERINTO

¿Acepta el secreto estar oculto?

Nadie ha preguntado al secreto su condición de ser, su voluntad de encierro, su triste realidad de exilio.

¿Qué piensa en su oscuro laberinto?


CRIATURAS

El secreto no está solo. Conviven con él otras criaturas. Comparten la sombra, las rejas del silencio.

Comparten la boca:

se alimentan de crudas verdades.


REBELIÓN

¿Qué sería del hombre, si todos los secretos decidieran
revelarse?


EXPULSADO

Morir; aunque sólo fuera para burlar el insomnio.
Gesualdo Bufalino

Juega con manzanas verdes en el mismo árbol como bosque donde anida la serpiente ciega.

Vaga por los caminos del sueño y la vigilia, transita la herida, recorre la llaga iluminada.

Muere cada noche en su delirio.


THANATOS

La noche, la soga, el cuchillo, el poema.
La sombra, el nudo, el filo, la palabra.
Si condenados a morir, ¿importa el verdugo?


ALBEDRÍO

De los escombros elige el que te guste.
Hay azules cielo despejado, para aquellos que sueñan paraísos donde la luz no alcanza.
Hay verdes, como el vientre del bosque, colmados de hojas y de alas.
Los hay rojos como la sangre que se vierte en cada guerra, en todo vino.

De los escombros elige el que te guste.
Hay variedad de grises olor a bruma.
El negro escondido en algún lugar de la tiniebla.
El blanco páramo.
El que inventa el calor de la canícula.

Puedes llevar los colores del sol y de la flor, acaso el lila, el magenta, el rosa.
Puedes llevar los colores de la luna y la semilla, los oscuros colores de la tierra.
Puedes llevar el amarillo dorado, como el alba o la tarde, como fruto maduro, como ese viento que danza en los trigales.
De los escombros elige el que te guste.
Sólo tú sabes el color de tu miseria.

1 comentario:

Lucero Gómez dijo...

Hay quienes hacen con el dolor un puñado de palabras para hecharlas a volar. Se vuelven, palomas , pájaros o mariposas monarcas para atravesar el horizonte.
Gracias por ellas, tus palabras tan sentidas, tn vividas, tan llenas de verdad y esperanza, pues el dolor une la humanidad, ahi es donde probamos la fortaleza de nuestra existencia!!