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"... el bibliotecario protege los libros no sólo contra el género humano sino también contra la naturaleza, dedicando su vida a esta guerra contra las fuerzas del olvido"
Umberto Eco

ARELLANO, Amelia

Amelia Arellano

San Luis-San Luis-Argentina


Libros publicados:

Contaminación ambiental y Psiquis. Ensayo
Identidad y cultura.
Temas de Psicología Social
Pequeño Universo de San Luis
Búsquedas, Poesía
Juana Koslay: Del relato mítico a la Identidad Latinoamericana, Ensayo
Bodas de amor en Juana Koslay, Cuentos
Romance de amor para una paloma llamada Lucia, Narrativa infantil
La voz del Cuyun. Cosmovisión de hombre en la literatura cuyana, Ensayo
Antología 2001, Línea Abierta Editores, Poesía
Portales del Plata, Libro colectivo, Poesía
La Mirada Social , Libro colectivo, Poesía
Después de la búsqueda, Libro colectivo, Poesía
Cuento y Poesía, Asociación Civil de Arte y Cultura, Merlo, Bs. As.
Antología Poética año 2007
Antología de cuento y poesía 2008. Asoc. Civil de Arte y Cultura de Merlo
Antología La mujer rota- Poesía- México
Pan ,amor y fantasía-Libro colectivo. Poesía- Bs As.
Antología de Narrativa, Selección realizada por el Escritor Andrés Aldao. Israel -2009-
Sin cuenta caras de la moneda –Narrativa-2009- FES
Teoremas de Pitágoras, Poesía. 2010.
La morada del Íncubo, Narrativa. 2010. San Luis libro.
La piel de la memoria, Poesía. 2010. Editorial Universitaria.

OBRA

SELECCIÓN POÉTICA

LOS SILENCIOS DEL PECADO

“...Dudo que alguien pueda leer o escuchar tu historia sin que las lagrimas afloren a sus ojos. Ella ha renovado mis dolores, y la exactitud de cada uno de los detalles que aportas les devuelve toda la violencia pasada...” (Carta de Eloisa a Abelardo)”...


Amo el “Jardín de las delicias”
El resultado del cruce de dos rectas.
Imprevisibles e inesperados triángulos.
La fuente de la juventud y el huevo.
Oscuridad y sigilo fecundados. Silencio.
El silencio del inmortal deseo.
La sombra quieta de mi padre.
Las abejas inquietas en el pelo de mi madre.

Amo al silencio. Los ecos del silencio.
De las voces calladas. Antiguas profecías.
De la metamorfosis de una boca.
Del cazador. Cabalgando. Huyendo siempre.
De la manos .Números cardinales. A veces círculos.
De los pies que se van cuando amanece.
El búho y el martín pescador.

Amo los hombres-pez.
Las mujeres desnudas .La tentación.
Los sabores frutales, tan hondos, tan profundos.
Las uvas. El cielo y el infierno.
La bola de cristal craquelada. La inconstancia.
Los álamos. Los jinetes. Los espinos
Los adioses de corcel, patria en el vientre.

Amo la lechuza y la flecha.
Los silencios golpeando mis umbrales.
El abrazo intacto, embriagado, tendido.
Tu fatiga descansada en mi cansado pecho.
El miedo de la lluvia sobre tu piel de jade.
El temor y el milagro y lo dulce y lo amargo.
Las mariposas y los mejillones.

Amo la serpiente, el verde y el azul profundo.
Los campos rojos y los blancos lirios
Y los ojos, ah, amo los ojos.
Y los muertos que veo en los ojos de los gatos.
Los ojos que han mordido mi nombre.
Los ojos que ven alambiques y matraces.
Los ojos que mueren sin mis ojos.
Los ojos que aman los estanques turbios.

Y los ojos de Delfina e Hipólita.
Buscándose, huyendo en su hondo penar.
Y los ojos de Abelardo y Eloisa.
El ojo azorado del infierno de Rimbaud y Verlaine.
De Baudelaire y Louchette.
De Zorba y Bubulina.
De Medea y el hombre con un pié calzado.
Atados a una lira y una cítara.
Los ojos del vacío que apuestan a la vida.

Los ojos de la trasgresión y el pecado.
Amo, los silencios del pecado, entonces.

“RÍO DE LAS PENAS”

“...Es angosta la puerta
y acaso la custodien negros perros hambrientos
Y guardias como perros...”
OLGA OROZCO

Este río es una confluencia de ríos.
Se sube a las cornisas.
Fluye por los lechos.
Apedrea la luna. Rompe la soledad.
Invita a recorrer la noche a diosas o manzanas.
Misteriosas. Íntimas. Disfrazadas de santas.
Las muerde y las penetra, descalzo.
Arrasa vertientes. Lagunas. Malecones.
Puede ser cascada o aluvión.
Descansa en las riberas.
Se rebela. Se desangra en el alma de los muertos.
Muere y resucita. En el mar, en lagos, en la tierra.
Desaparece y se transforma en nube.
Diques sin compuertas.
Inframundo.
Vino lento que recorre infiernos.
Nirvanas.
Sabe que solo una balsa llega.
No obstante, se niega a la moneda o a la rama de oro.
No hay ritos sepulcrales, ni monedas, ni lenguas.

También a mi me moja.
Me recorre en dirección contraria.
Socava las vides enterradas.
Me liba en púrpura.
Moja las diez islas de mi cuerpo.
Se derrama en prodigio. Besa lo que encuentra:
Las sienes de mi pulso. El trébol de mi boca.
Mis cristales de roca. Los lejanos eneros.
Las doloridas huellas. Los pies, frágiles, de barro.
Transforma los desiertos, viñas calladas, tan secretas.
Enredamos los tallos y las rosas.
Me tomo de las bridas. Testaferro de vida.
Enfrentamos los deltas: Triángulos.


Boca de sed, lagarto entre palmeras.
En mi vientre fundamos ásperas heredades.
Ha bebido el zumo de mis pechos. Y ha llorado.
Y llora todavía, como un perro extraviado.
Forastero del viento. Bitácora perdida.
Crucifijo en los cuatro puntos cardinales.
Río. Río herida. Hijo, río.

Este río vino es una cascada de golondrinas negras.
Lleva en sus ojos una aurora ausente.
Señales que vienen desde el este.
Fogata de domingo. Blanco guardapolvo abierto.
Mensajero de la sed.
La sed abierta y la botella rota
Amante sin retorno. Tálamo.
Río que ha traspasado límites de angustia.
Río hambre de madre. Pan y llanto y oro.
Llanto que se esconde en la cueva del oso
Apostata. Empecinada búsqueda en jardines ajenos.
Río que se torna en mansedumbre y en rabia se evapora.
Río padre. Vino sacrílego. Amado. Irreverente.

Me escucho crecer en estas cepas.
Dormida piedra, sobre piedra mojada.
Rumor de agua sagrada.
Mis ojos se enredan en sus ojos de agua.
Doliente río de salitre y lava
Río de entregas y de esperas. Quietas, expectantes.
Labios resecos. Gotas.
Río de esperas. Silencio de hospitales.
Tez macilenta y sonatas de arena.
Río resurrección del vino. Río de deudas y deudores.
Río que clausura las sombras. Que escribe crucigramas.
Evade los preceptos triangulares y perros de tres cabezas.

Río que me besa las grietas y las máscaras.
Que me empapa... y me bebe.

FORMA DE BARRO

Es una naranja de ombligo, partida.
O un durazno.
Acaso una granada que sangra.
Es casi una crisálida.
O el Gran Diluvio ahogado en años.
Los pasos transpiran su mirada.
Corre. Se apuran. Se detienen.
Descalzan la mañana.
Le respiran la nuca .Bostezan.
Las mujeres lavan en el río.
Ella, vestida de poema oscuro, las contempla.
Las ama, y las envidia y las aspira.
Tiernas penas le cantan a la nana.
El niño lame el amarillo del ocaso.
No te duermas mi niño.
Ya habrá tiempos de dagas y de cruces.
Es la última mirada, el último regreso
Una lágrima callada, calladamente cae sobre el río.
El río toma su frágil sombra.
Cual si tomara un pájaro, un niño, un ángel.
El barro le da forma de silencio...y la ama.

2 comentarios:

Marta Raquel Zabaleta dijo...

Se las saluda, hermanas, por tanto empeño en difundir lo nuestro.
Gracias por el envío, Amelia, que te muestra en la acostumbrada búsqueda de las palabras para expresar la fuerza de las cosas.
Abrazos cálidos
Marta Zabaleta

Anónimo dijo...

O el Gran Diluvio ahogado en años.
Los pasos transpiran su mirada.
Corre. Se apuran. Se detienen.
Descalzan la mañana.
Le respiran la nuca .Bostezan.
Las mujeres lavan en el río.


Hermosas palabras que muestran la fuerza y la sensibilidad que pone la autora en sus bellos decires...

abrazos