Gabriel Alejo Jacovkis Polak
Buenos Aires-Argentina//Valldoreix-Cataluña-España
Libros publicados:
*Del Alba al Ocaso (poemario con fotografías de Héctor Zampaglione, Art i Paraules, 2007)
OBRA
SELECCIÓN POÉTICA
EL PATIO DE LA ESCUELA
En el recreo
el patio se dibuja en nuestro mundo,
los gritos sofocan el silencio de las aulas
y los maestros,
incautos invasores,
en vano intentan
penetrar en las hazañas
de aquel invulnerable reino extraño.
SOLA
Cierra los ojos
y en la sombra de su interior callado
sus pasos caminan la exquisita soledad.
Y vive esa otra vida,
suave,
sin amantes que traicionan,
sin pozos de pasión abrupta
sin rencores añejados en cubas oxidadas,
sin resacas agrias,
sin sed ni sequía.
Habrá en su boca una sonrisa
cuando el café con su perfume oscuro
complete el despertar en la cocina.
Y ella estará sola
leyendo el libro mudo.
SI HE DE ELEGIR
Si he de elegir
elijo el rostro ancestral de la memoria,
la madrugada en el mar,
el balbuceante beso adolescente,
el barrilete que se va a otros cielos.
Elijo la palabra de mi historia,
el gesto del reparto y la justicia,
la voz que reclama hasta el silencio,
el dios ateo,
el canto de una niña.
Para que surja la nostalgia
como la vieja postal olvidada
en el libro que ya no leeremos.
OSCURIDAD
Cuando no haya hasta mañana
ni luego ni después
ni nunca ni más tarde
ni tan siquiera un segundo y voy.
Cuando todo sea ahora,
ya y casi fue,
la muerte y la vida
serán sólo un instante.
No habrá espera ni tardanza
ni pausa ni viaje ni estación.
Y el café ahogará su pena en la cuchara.
LA PARTIDA
La ciudad
abandona al barco con el paso trémulo de los padres heridos.
Aleja a los hombres y los muelles,
congela el llanto,
desvanece edificios testigos de vírgenes amores,
silencia sus calles
hasta que el árbol se confunde con la nube
y todo queda a merced de la memoria.
Entonces se vislumbra
el exilio en nuestras manos,
comienza el recuerdo
y nos volvemos habitantes del destierro.
REALIDAD
Con la crueldad que ostenta
el despertar de los sueños bellos
padre vuelve
a dejar mi vida.
Nunca valió la pena
la quimérica alegría del momento onírico.
Irrumpo a la vigilia
y a la tristeza de abismo
que comparece cada vez que padre muere.
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